Nota de DIEZ
Rodderick Simón Perozo, de 25 años, está en Bolivia desde el 10 de enero, fecha en la que empezó a escribir una nueva historia en su carrera deportiva. Para encarar este desafío dejó su país, su familia y su club, Mineros de Guayana, para que en Destroyers, que lo fichó por una temporada con opción a compra en 250.000 dólares, pueda dar el salto que necesita para concretar un acariciado anhelo: defender los colores de su selección.
Este zurdo mediocampista contó que su pasión por el fútbol lo trae desde muy niño y aunque admite que no hizo inferiores en algún club, muy jovencito tuvo que emigrar a Paraguay para mostrar su talento y así tener ingresos que puedan ayudar a su padres y hermanos, que ahora están sin trabajo por la crisis social que se ha desatado en Venezuela.
DIEZ quiso conocerlo un poco más. Fue agradable entablar una charla con este destacado futbolista, de quien se empieza a tejer buenos comentarios por su calidad en el campo de juego.
De Venezuela a Paraguay y ahora a Bolivia. ¿Cómo se da tu llegada a Destroyers?
El año pasado estuve jugando en Paraguay. Me fue bien y creo que llamé la atención de gente importante que hizo posible que viniera a Destroyers. De jugar en Paraguay fui a presentarme a mi club, que es Mineros de Guayana, que aceptó cederme por un año. De todas formas el que hizo posible que esto se dé fue (Francisco) ‘Pancho’ Argüello (ex jugador paraguayo de Oriente Petrolero, Blooming, Destroyers y Guabirá). Compartí con él seis meses en Capiatá. Fue una gran persona que me aconsejó mucho. Después lo enfrenté en Venezuela cuando fue asistente técnico en el Carabobo. Él habló con gente del fútbol de Bolivia, les interesé y ahora me trajeron acá.
¿Cómo te sentís en Destroyers?
Bien. Ya sabía a lo que venía. La verdad es que me he adaptado sin problemas al club y al grupo de compañeros. Hay un buen plantel y sobre todo una gran familia. Hay amistad, un buen trato y eso me ha hecho sentirme tranquilo.
¿Qué objetivos te pusiste al sumarte al plantel?
Demostrar mi capacidad en el campo; es decir, lo que siempre hago, desbordar, jugar con velocidad y llegar. Quiero desarrollar mi juego, pero sobre todo intentar hacer goles para ayudar al equipo. Espero que las cosas me sigan saliendo bien para llenar de alegría a la hinchada, que la necesita.
¿Desde cuándo jugás profesionalmente?
Empecé tarde. Nunca hice inferiores. Comencé a jugar a los 18 años y mi primer club fue el Zulia. Previamente jugué los torneos regionales en el Miranda, con el que salí campeón, para después llegar al Zulia, en el que debuté cuando tenía 18 años.
¿Cómo es el fútbol venezolano?
Ha mejorado mucho pese a que dicen que su nivel es bajo. Se juega rápido y hay futbolistas muy interesantes. Además, el campeonato es muy competitivo; es fuerte y por eso se animan a fichar extranjeros de buen nivel. A todo esto se suman los logros de las selecciones juveniles, especialmente la última sub-20. Creo que hay proyectos serios, que van a ayudar a que se siga creciendo.
¿Se gana bien?
Sí, pero ocurre como en todos lados. Sinceramente, el que viene del exterior cobra bien, y el de casa no gana como debe ser.
¿Qué sensaciones te viene generando el fútbol boliviano?
Es muy bueno. Antes de venir desconocía totalmente, pero ahora veo que hay equipos buenos como Blooming, Oriente y otros equipos que he enfrentado. Hay un buen nivel, pero destaco el hecho de que se dé la oportunidad en cada club a seis extranjeros, cosa que no ocurre en otros países donde jugué.
¿En Paraguay es diferente?
Sí, porque solo pueden contratar tres extranjeros por equipo. Lo mismo pasa en Venezuela.
¿Nuestro campeonato es competitivo?
Sin duda que lo es, pero se juega en desventaja, ya que ir a jugar a La Paz, Cochabamba, Oruro y Potosí le afecta a uno. Te cuesta recuperarte. Lo viví en carne propia. Lo sienten equipos que vienen a jugar por la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana.
¿Cuándo lo sufriste?
Mi primer partido fue justamente en La Paz. En los primeros 15 minutos me sentí mareado, me costó correr y luego me costó recuperarme. Ya en Potosí me sentí mejor, pero igual tuve ocho a diez minutos complicados. Considero que con el tiempo me voy a adaptar.
Hablemos de tu selección, tomando en cuenta que se viene la Copa América y las próximas eliminatorias mundialistas. ¿Cómo está el panorama para vos?
Ojalá que pronto se nos haga realidad el sueño de clasificarnos a un Mundial. Mi meta es justamente llegar a la selección de Venezuela y por eso me esfuerzo todos los días. Por eso deseo que acá me sigan saliendo bien las cosas para que pueda tener una convocatoria. Hay buenos jugadores en el país y también en el exterior.
¿Tuviste alguna vez acercamiento a tu selección?
Nunca, ni siquiera a las juveniles. Lo que pasa es que mis inicios fueron a los 18 años, como le comenté anteriormente, y fue en Paraguay y en equipos de segunda división. Quizás por eso no tuve contacto alguno. Espero destacar este año en Bolivia para que me puedan conocer un poco más en mi país.
Volviendo a Destroyers, ¿por qué fue la pelea con Brayan Vaca en un entrenamiento?
Son cosas que pasan en los entrenamientos. Quizás uno no piensa al momento que puede cometer un error, pero afortunadamente ese episodio ya pasó; ya está todo arreglado. El entrenador tomó una medida y la cumplimos.
¿Destroyers puede sorprender en este campeonato?
Hay buen equipo. Ahora la estamos pasado mal porque no estamos aprovechando las situaciones de gol que generamos, pero estoy seguro que cuando Destroyers despierte vamos a causar temor en nuestros rivales porque tenemos un plantel muy importante. Quizás no tuvimos un buen inicio porque nos enfrentamos a los rivales más complicados y, además, comenzamos tarde la pretemporada y algunos jugadores se acoplaron también a destiempo al grupo. Puede ser una excusa, pero esto pasó. No hicimos una buena pretemporada y el 85 por ciento del plantel somos jugadores nuevos.
Un zurdo mediocampista veloz y encarador
A sus 25 años y un corto recorrido profesional, Rodderick anunció que trabajará para ser convocado a la Vinotinto. Considera que si tiene un buen año con Destroyers, lo puede lograr y así hacer realidad su sueño.
Hablemos de tu tierra, de tu pueblo. ¿Cómo se llama el lugar de donde venís?
Mi pueblo es Puerto Altagracia. Está a una hora y media de viaje por tierra desde Maracaibo.
¿Se extraña?
Sí, seguro. Yo estoy solo en Bolivia como lo he estado desde mis 18 años, cuando decidí irme a Paraguay. Muy poco, desde entonces, he disfrutado de estar con mi familia. Pero así es el fútbol. Decidí estar aquí y uno tiene que acostumbrarse porque nuestra carrera nos obliga a vivir de esta manera. Ahora estuve en diciembre después de dos años y espero hacerlo otra vez a mitad de año si hay vacaciones.
¿Sos de mirar televisión de tu país, de leer sobre todo lo que pasa en Venezuela?
Muy poco, aunque ya sabemos que hay un ambiente complicado y por eso prefiero no saber demasiados detalles de lo que ocurre por allá. Es increíble, la verdad, lo que sucede. Pensar que fuimos un país tan rico en oro, en petróleo y ahora estamos en una situación crítica.
¿Ayudás a tu familia?
Soy el que sustenta a mi familia. En casa somos cuatro: mi padre, mi madre, un hermanito que adoptamos y mi hermana de 18 años. A ellos se suman mis dos hermanos mayores, que lamentablemente ahora la están pasando mal porque se fueron a Ecuador para buscar una mejor vida. Ellos son mi familia, mi todo y por eso con mucha satisfacción les ayudo. Mientras tenga cómo hacerlo, seguro que lo haré. Es triste, porque justamente el pasado fin de año fui a pasar las fiestas y lamentablemente no pude contar con mis hermanos mayores. Uno de ellos regresó de Ecuador hace poco. No aguantó estar lejos de sus hijos.
Entonces, ¿el fútbol es una gran herramienta de trabajo?
Así es. Por eso, pase lo que pase, igual tengo que seguir adelante, luchando en esta profesión. Ellos ya dieron mucho por mí, ahora me toca ayudarlos. Es el caso de mi madre y mi padre, que me ayudaron a que esté en el fútbol alentándome siempre.
¿Ahora te toca a vos?
Por supuesto, y no ha sido fácil. Cuando me fui a Paraguay, los primeros seis meses fueron terribles porque estuve a prueba. Debuté en Capiatá, luego jugué en segunda división en General Caballero. Ahí empecé a ganar plata para enviar a mi familia. Fue en 2014. Ya en Venezuela se empezaba a vivir mal. Mi padre tenía un carrito tipo taxi. Se mantenían con eso. El 2015 el país se puso peor y eso originó que se queden sin trabajo. A partir de ahí asumí una responsabilidad más grande y hasta ahora es así.
¿Tenés un buen trato económico en Destroyers?
Pese a que no es mucho, me sirve para ayudar a mi familia. Además, Destroyers puede ser una vidriera importante en lo personal para que pueda mostrarme y así vaya a un club en el que pueda ganar mejor.
Hablemos de lo que te gusta y admirás en el fútbol. ¿A qué futbolista admirás o admiraste?
En Venezuela admiré a Juan Arango y a José Manuel Rey, ahora entrenador de Monagas (rival de Royal Pari en la Copa Sudamericana). Del exterior siempre me gustó Ronaldinho y quería hacer todo lo que él hacía en la cancha. Hoy lo disfruto a Messi, es un fenómeno.
¿Recibiste algún apodo dentro del fútbol?
En principio en mi país me decían 'Correcaminos' por mi velocidad y porque además me gusta encarar cuanto tengo la oportunidad. El haber estado cinco años en Paraguay hizo que agarre el tono de cómo se habla en ese país (sonríe). Por eso, cuando regresé al Mineros, mis compañeros me decían 'Paragua'.
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